¡Oh Dios mío, Dios mío! verdadero y único
amante de mi alma! ¿qué más podéis hacer
para que os ame? No os bastó morir por mí,
quisisteis instituir este Sacramento para daros todo a mí,
y unir vuestro Corazón a mi corazón,
al corazón de una criatura tan ingrata como yo.
¡Oh Amor inmenso! ¡Amor incomprensible!
¡Amor infinito! un Dios querer darse a mí!
Alma mía, ¿tú lo crees? pues qué haces?
¿qué dices? ¡oh Dios, oh Dios! ¡oh Amor infinito,
único objeto digno de todo mi amor! yo os amo
con todo mi corazón; os amo sobre todas las cosas,
os amo más que a mi propia vida.
Si yo pudiese hacer que todas las criaturas
os amasen como merecéis!
Ojalá pudiera amaros con ese amor con que
os aman los serafines; con que os ama
mi Madre y Señora María Santísima!
Madre del amor hermoso,
Virgen Santísima, ayudadme a amar a
vuestro Hijo al que tanto deseáis ver amado.
(Oraciones católicas)
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