El Corazón de Jesús es el que está
está sobre el altar, entre el cielo y la tierra,
para presentir nuestras necesidades,
recibir nuestras oraciones y llevarlas al trono de Dios:
¿Cómo podría no ser escuchado
el que ha pagado con su sangre
todas las gracias?
está sobre el altar, entre el cielo y la tierra,
para presentir nuestras necesidades,
recibir nuestras oraciones y llevarlas al trono de Dios:
¿Cómo podría no ser escuchado
el que ha pagado con su sangre
todas las gracias?
Es el Corazón del Autor mismo y del Soberano
Maestro de todos los bienes; Él puede dar
libremente y como quiere y tanto como quiere
y a quien quiere, porque lo que da, le pertenece.
¿quién, pues, oh Jesús, podría carecer de
confianza para vuestro Corazón omnipotente?
Es el Corazón de un Salvador cuya misión
es aliviar todos nuestros sufrimientos,
remediar todas nuestras miserias, socorrer todas
nuestras necesidades, perdonar todas nuestras
faltas; y para cumplirla fielmente, ha sido hecho
de la misma naturaleza que nuestros corazones;
ha contraído las mismas obligaciones,
experimentado los mismos afectos, sentido las
mismas penas, padecido los mismos sufrimientos,
todo esto, a fin de saber por experiencia
compadecer nuestras debilidades y hacerse un
corazón de misericordia infatigable.
Es también el Corazón universal, el Corazón
de todos los hombres, el Corazón del mundo
entero: fué abierto sobre la Cruz y permanece
abierto en la Eucaristía, a fin de que todos
podamos entrar en él: es tan grande, que todos
caben allí.
(A la persona del Cristo Eucarístico, por el Padre
Tesniére, de la Congregación del Santísimo Sacramento).
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