Señor Jesús, te doy gracias por haberte
encarnado en el seno de la Virgen María,
y haberte hecho hermano de todos
los hombres y mujeres del mundo,
amigo y compañero de camino.
Eres consuelo fortaleza y esperanza
en mis horas de dificultad y sufrimiento.
Eres serenidad, alegría y paz
en cada momento de mi existencia.
Gracias, Jesús, porque en la Eucaristia
– tu nueva Encarnación -, te hiciste
alimento para mi alma, y con tu presencia
permanente en este sacramento,
me enseñas a vivir a plenitud el
Mandamiento del Amor que me une
íntimamente Contigo y con quienes me rodean.
Jesús Eucaristía, sin Ti nada puedo, pero Contigo
a mi lado y en mi corazón, mi vida se llena
de amor, de fe y de esperanza.
Gracias, Jesús, por dar sentido a mi existencia
cada día. Amén.
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