DEVOCIÓN DE LAS TRES AVEMARÍAS


Es una práctica piadosa que consiste en repetir tres veces el Ave María todos los días.
Esta Devoción se originó en el siglo XIII, por expresa voluntad de la Reina del Cielo, según revelaciones que la Virgen hizo a Santa Matilde y Santa Gertrudis. La primera Ave María dirigida al Padre, la segunda al Hijo y la tercera al Espíritu Santo. 

PROMESAS:
A Santa Matilde la Santísima Virgen le prometió con esta devoción, asistirla en la hora de su muerte. A Santa Gertrudis le dijo:

“A todo aquel que me haya invocado diariamente , conmemorando el Poder, la Sabiduría y el Amor que me fueron comunicados por la Augusta Trinidad, a la hora de su muerte, me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías Celestiales”. Además, Le escuchó decir que “se salvarán los que recen diariamente las Tres Ave Marías”.

María, Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal: 

 Por el Poder que Te concedió el Padre Eterno: 
Dios Te Salve, María...   
 Por la Sabiduría que Te concedió el Hijo:  
Dios Te Salve, María...   
 Por el Amor que Te concedió el Espíritu Santo:  
Dios Te Salve, María...    
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo… (Inclinando la cabeza)

(*)¡Oh, María! Por Tu Inmaculada Concepción,  purifica mi cuerpo y santifica mi alma. Amén.

(*)Jaculatoria indulgenciada por el Papa San Pío X, que recomendó rezarla junto a esta Devoción.








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