LA MEJOR VISIÓN ES LA DE LA PROPIA NADA

 


Hay mucha gente que solo espera ver milagros y visiones, solo quieren rezar oraciones "supuestamente milagrosas", cuando la oración más milagrosa es el Padrenuestro, porque es la única que nos ha enseñado Jesús de sus propios labios, palabra por palabra. 

Hay gente que pierden el tiempo en profecías catastrofistas, la mayoría de ellas de falsos videntes, en vez de aprovechar el tiempo en preparar sus almas, pues el fin del mundo para cada uno en realidad es el fin de nuestra propia existencia, hay que estar en vela, preparados desde hace siglos, y no ahora con todo esa historia de los tres dias de oscuridad etc...en cuanto nos morimos ya tenemos nuestro juicio particular donde se decidirá nuestro destino eterno. 

Hay gente que espera grandes visiones en esta vida y solo les llena lo mágico y sobrenatural, hay personas que suspiran por ver a Jesús de cuerpo presente o a María, los santos y pasan indiferentes por delante del Sagrario. Por eso me gustó mucho esta frase de Santa Ángela de Foligno: "La mejor de las visiones es la de la propia nada" porque si nos adentramos dentro de nosotros procurando conocernos, veremos nuestra debilidad y miseria ante Dios y nos volveremos humildes, nos abandonaremos a su misericordia y ya no necesitaremos tantas pruebas ni visiones que podrían engañarnos. Sabríamos ver a Dios en lo cotidiano, en las flores, en los pájaros, en el hermano que sufre.


(Carmen de Jesús Crucificado) 

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS DE PRAGA

 


Oh Santo Niño Jesús,
que difundes tus gracias sobre quien te invoca,
vuelve tus ojos a nosotros,
postrados ante tu santa imagen,
y acoge nuestra oración.
Te encomendamos a los pobres necesitados
que confían en tu divino Corazón.
Extiende sobre ellos tu mano omnipotente,
y socórrelos en sus necesidades.
 
Extiéndela sobre los niños, para protegerlos;
sobre las familias, para guardarlas en la unidad y el amor;
sobre los enfermos, para curarlos y santificar sus penas;
sobre los afligidos, para consolarlos;
sobre los pecadores, para llevarlos a la luz de tu gracia;
sobre los que, apretado por el dolor y la miseria,
invocan confiados tu amorosa ayuda.
Extiéndela también sobre nosotros, para bendecirnos.
 
Concede, oh Pequeño Rey,
los tesoros de tu misericordia y de tu paz
al todo el mundo,
y consérvanos ahora y siempre
en la gracia de tu amor. Amén.

FRASES DEL SANTO CURA DE ARS SOBRE LA ORACIÓN

La oración  no es otra cosa que unión con Dios.

La oración es una dulce amistad, una familiaridad sorprendente, es un dulce coloquio de un niño con su Padre.

Cuanto más se reza, más se quiere rezar.

Tenéis un corazón pequeño, pero la oración  lo agranda y lo hace capaz de amar a Dios.

No son las largas ni las bonitos oraciones que el buen Dios mira, sino las que vienen del fondo del corazón, con un gran respeto y un verdadero deseo de gustar a Dios.

¡Cuánto le gusta a Dios que robemos un pequeño cuarto de hora a nuestras ocupaciones, a algunas cosas inútiles, para rezar!

La oración privada se asemeja a la paja esparcida por aquí y por allá en un campo. Si se enciende fuego, la llama tiene poco ardor, pero si se agrupa la paja esparcida, la llama se hace abundante y se levanta hacia el cielo: así es la oración pública.

El hombre es un pobre que necesita pedirle todo a Dios.

El hombre tiene una hermosa función, aquella de rezar y de amar… He aquí la felicidad del hombre sobre la tierra.




TE SALUDAMOS, MARÍA


Te saludamos, María, Madre de Dios, sagrado tesoro de todo el universo, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, cetro de la ortodoxia, templo indestructible, morada del que no cabe en lugar alguno, madre y virgen, gracias a la cual se llama bendito, en los santos evangelios, al que viene en nombre del Señor. 

Te saludamos a ti, que abarcaste en tus limpias entrañas virginales al inmenso e incomprensible. Por ti recibe gloria y adoración la santa Trinidad. Por ti se rinden veneración y culto a la preciosa cruz en el mundo entero. Por ti exulta el paraíso. Por ti los ángeles y los arcángeles se regocijan. Por ti los demonios emprenden la huida. Por ti el tentador fue derrocado de las alturas. Por ti el hombre caído en el pecado halla acogida en el cielo. Por ti toda criatura, sujeta a la alienación de los ídolos, llega al conocimiento de la verdad. Por ti los creyentes obtienen la gracia del santo bautismo y el óleo de la alegría. 

Por ti se han erigido iglesias en toda la redondez de la tierra. Por ti los pueblos se sienten atraídos a la conversión. 

¿Qué más añadiré? Por ti el Hijo único de Dios brilló como una luz sobre los que habitaban en tierra y sombras de muerte. 


( San Cirilo de Alejandría)

TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO...


 

En el Nuevo Testamento, el lector se convierte en protagonista de lo que lee. La resurrección, por ejemplo, no es algo que pasó; es Dios aconteciendo en él en cuerpo y alma.

Dios libera al hombre del desamor que lo mantiene prisionero de sí mismo. El Espíritu del Señor unge al que lee y así puede anunciar la buena nueva a los pobres, dar vista a los ciegos, liberar a los oprimidos, es un amor que es persona, no cosa: Jesús de Nazaret, Dios hecho hombre, aconteciendo en él, imprimiéndole una manera singular de mirar, pensar, hablar y soñar. Ojos del lector vueltos dulzura y transparencia.

Las palabras de Jesús le resultan familiares al corazón que ama. “Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34)

Para S. Juan de la Cruz, bienaventurado y enamorado son la misma cosa, pues “la bienaventuranza no se da por menos que amor” (Noche 2, 12, 1). El enamorado es revelación de Jesús, de Dios; vive ya en el cielo.

“Si alguno me ama, guardará mi Palabra”. S. Teresita hace este comentario a su hermana Celina. “¡Guardar la palabra de Jesús! Esa es la única condición para nuestra felicidad, la prueba de nuestro amor a él. ¿Pero qué palabra es ésa…? Me parece que la palabra de Jesús es él mismo…, Él, Jesús, el Verbo, ¡la Palabra de Dios…!” (Carta 165, 7 de julio de 1894). 

Jesús hizo esta confidencia a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna [...] y el mundo se salve por Él” (Jn 3, 16-17). La mirada de Jesús en la noche dejó a este hombre sensible muriéndose de amor. Y a todo el que lo visita en la intimidad del corazón.

  Padre Hernando Uribe Carvajal, OCD

LA EUCARISTÍA El gran regalo de Jesús para el mundo

 La Eucaristía es la principal fuente de la vida cristiana, es el banquete al que todos somos convocados y en el que todos somos bienvenidos. La palabra Eucaristía viene del griego euxaristia, que significa “acción de gracias”.

La Eucaristía es el sacramento instaurando por Jesús antes de su muerte en la última cena, no es un símbolo, no es una representación de Cristo, ES CRISTO. Es su Cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad. Es el culmen y fuente de la vida cristiana.

Este sacramento, además de llamarse Eucaristía, también es conocido como:

Banquete del Señor: (Biblia: 1 Corintios 11, 24)

Fracción del pan: acto que solía practicar Jesús en compañía de sus apóstoles (Biblia: 1 Corintios 11, 20)

Memorial: porque se actualiza la pasión, muerte y resurrección del Señor.

Comunión: nos convertimos en un solo cuerpo con Cristo. “Cuando bebemos de la copa bendita por la cual bendecimos a Dios, participamos en común de la sangre de Cristo; cuando comemos del pan que partimos, participamos en común del cuerpo de Cristo. Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, y por esto somos un solo cuerpo” (Biblia: 1 Corintios 10, 16-17) “Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”. (Biblia: Evangelio de Juan 6, 56)

Santa Misa: de acuerdo al numeral 1332 del Catecismo de la Iglesia Católica, se llama así porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles («missio») a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.

(Padre Carlos Yepes)



PORQUE ES ETERNA TU MISERICORDIA



Señor, ¿es que siendo tuya la eternidad ignoras acaso lo que te digo o ves en el tiempo lo que se hace en el tiempo? ¿Por qué entonces te cuento estas cosas? No ciertamente para que te enteres de mí, sino porque al narrarlas, potencio mi afecto y el de cuantos esto leyeren hacia ti, de modo que todos exclamemos: Grande es el Señor, y muy digno de alabanza. Lo he dicho y lo repetiré: lo hago por amor de tu amor.

Porque también oramos, y, no obstante, la Verdad dice: Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis. Por tanto, al confesarte nuestras miserias y tus misericordias para con nosotros te manifestamos nuestro afecto, para que, llevando a cabo la obra que en nosotros comenzaste, nos libres definitivamente, de suerte que dejemos de ser miserables en nosotros y seamos felices en ti, ya que nos has llamado para que seamos pobres en el espíritu y sufridos y llorosos y sedientos de la justicia y misericordiosos y limpios de corazón y artífices de la paz. Mira, te he contado muchas cosas, las que pude y quise, porque fuiste tú primero el que quisiste que te alabara a ti, Señor, porque eres bueno, y porque es eterna tu misericordia.

Sean tus Escrituras mis castas delicias: ni yo me engañe en ellas ni con ellas induzca a otros a engaño. Hazme caso, Señor, y ten piedad de mí; Señor, Dios mío, luz de los ciegos y fortaleza de los débiles y, en un segundo tiempo, luz de los que ven y energía de los fuertes, atiende a mi alma y escucha a quien te grita desde lo hondo.

(San Agustín)

REINA DE LOS MARES

 Tiene María la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarón.

Virgen alta, en los arcos del céfiro estrellada, 

dilatando tus haces al fondo del estuario, 

el escollo y la noche presos en tu mirada 

y abierto entre tus brazos el santo Escapulario. 

Te vio Elías furtiva salir de entre las ondas 

y te adoró en la huella que sin ruido subía. 

Te vio crecer en ramas de tempestad y en frondas 

y en frutos milagrosos de tenue lejanía. 

¡Oh Reina de los mares! ¡Oh del valle caído 

lucero y esperanza contra el batir del viento! 

Ábrenos donde sube sin fin nuestro gemido. 

Rómpenos los cristales del alto firmamento. 

Nos hiere el infinito con su potente lanza, 

en el mar derramamos lágrimas y cantares. 

No nos dejes, ¡oh tú!, por quien la luz se alcanza, 

y guíanos al puerto, ¡oh Reina de los mares! Amén.



ES BUENO DESEAR EL CIELO, PORQUE ALLÍ POSEEREMOS A DIOS



Dios ama a quien le ama (Prov., VIII, 17) , y colma de gracias a quien con amor le busca. Por lo que, en consecuencia, quien más ama a Dios, más espera en su bondad. Y de esta esperanza nace en los santos aquella inalterable tranquilidad que les conserva en perpetua alegría y paz aun en medio de las adversidades; porque, amando a Jesucristo y sabiendo cuán largo es y liberal de sus dones con los que le aman, confían en Él y sólo en Él hallan reposo.

El objeto primario de la esperanza cristiana es la posesión de Dios en el cielo. Y no creamos que la posesión de Dios en el paraíso sea obstáculo a la caridad, porque la esperanza del paraíso está unida inseparablemente a la caridad, la cual en el cielo llega a su cabal perfeccionamiento. 

La caridad es aquel tesoro infinito que, como dice el Sabio, nos hace amigos de Dios.

 Por tanto, enseña Santo Tomás de Aquino que la caridad no excluye el deseo de alcanzar las mercedes que Dios en el cielo nos tiene preparadas, sino que las hace considerar como el objeto principal de nuestro amor, que es el mismo Dios, que se deja ver y gozar de sus escogidos; porque es propio de la amistad que el amigo disfrute con el bien de su amigo. 


(Práctica de amor a Jesucristo, san Alfonso Mª de Ligorio)

𝐂𝐀𝐍𝐓𝐀𝐑 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐌𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐒𝐄 𝐇𝐔𝐄𝐋𝐆𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐄𝐑 𝐀 𝐃𝐈𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐅𝐄 💦

 


Qué bien sé yo la fonte que mane y corre, 
aunque es de noche. 

Aquella eterna fonte está escondida, 
que bien sé yo do tiene su manida, 
aunque es de noche. 

Su origen no lo sé, pues no le tiene, 
mas sé que todo origen de ella tiene, 
aunque es de noche.
 
Sé que no puede ser cosa tan bella, 
y que cielos y tierra beben de ella, 
aunque es de noche.

Bien sé que suelo en ella no se halla, 
y que ninguno puede vadealla, 
aunque es de noche.
 
Su claridad nunca es oscurecida, 
y sé que toda luz de ella es venida, 
aunque es de noche. 

Sé ser tan caudalosos sus corrientes. 
que infiernos, cielos riegan y las gentes, 
aunque es de noche. 

El corriente que nace de esta fuente 
bien sé que es tan capaz y omnipotente, 
aunque es de noche. 

El corriente que de estas dos procede 
sé que ninguna de ellas le precede, 
aunque es de noche. 

Aquesta eterna fonte está escondida 
en este vivo pan por darnos vida, 
aunque es de noche. 

Aquí se está llamando a las criaturas, 
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras 
porque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo, 
en este pan de vida yo la veo, 
aunque es de noche.

(San Juan de la Cruz)

EN LA EUCARISTÍA VEO A DIOS


A veces veo la hostia con un esplendor y una belleza tan grandes, más que si fuese el esplendor del sol, que me parece provengan de la divinidad. Por esa belleza comprendo con certeza que estoy viendo a Dios sin ninguna duda.

A veces veo la Hostia con distintos aspectos, es decir veo en la Hostia dos ojos luminosísimos y tan grandes que de la hostia sólo parecen quedar los bordes. 

Una vez no en la hostia, sino en la celda de la custodia me fueron mostrados los ojos, y disfruté de tanta belleza y de tanto deleite que jamás podré olvidarlo por el resto de mi vida. 

No sé si fue mientras dormía o velaba, sino que me volvía a hallar con una alegría inmensa e inefable, tan grande que no creo poder perderla jamás. 

Otra vez vi en la hostia a Cristo niño, pero parecía grande y majestuoso, como quien tiene autoridad, y parecía tener en las manos algún signo de poder, y estaba sentado en un trono. 

No sabría decir lo que tenía en la mano. Y esto lo he visto con los ojos del cuerpo, como siempre me sucedía ver la hostia con los ojos del cuerpo. Entonces no me arrodillé cuando los demás se arrodillaron. No recuerdo bien si corrí para acercarme al altar o si me quedé clavada por el deleite y la contemplación. Sufrí un gran disgusto cuando el sacerdote demasiado pronto Volvió a poner la hostia sobre el altar. Jesús resplandecía de belleza y de gracia, y parecía un niño de doce años. Me sentí tan colmada de alegría que, creo, no me olvidaré de ella por toda la eternidad. Y me comunicó tal certeza que no puedo dudar de nada y de ninguna manera. 

Todo mi gozo consistió en la contemplación de esa belleza inestimable.


(Santa Ángela de Foligno)

OFRECIMIENTO DE LA JORNADA A LA VIRGEN DE LA MERCED

¡Oh Redentora de cautivos y Madre de toda Merced! 
Aquí a vuestras plantas y en el principio de este día,
os invoca vuestra maternal protección 
el más indigno de vuestros hijos. 
A Vos, que sois Madre del mismo Dios 
y esperanza de pecadores,
acudo en este día, honrándoos 
con todo el afecto de mi alma 
y confiándoos mi eterna salvación. 
¡Oh Virgen de la Merced! 
aceptadme por esclavo vuestro 
ya que sois tan poderosa para con Dios, 
libradme durante este día 
de las tentaciones del inmundo seductor, 
de los estímulos de la carne y de las sugestiones 
del maligno espíritu, y para ello os consagro mis ojos, 
mis oídos, mi lengua, mi corazón y todo mi ser, 
quedando del todo vuestro y esperando 
la merced de la perseverancia final. Amén.





FUE EL AMOR



Jesús, ¿Quién podrá comprender vuestro amor cuando os dejasteis traspasar las manos, los pies y el costado?  Fue el amor quien os hizo aceptar ese suplicio. 
Fue vuestro amor quien os encadenaba. 
Él, quien mantenía en la inacción las legiones impacientes de vuestros ángeles, 
dispuestos a vengaros; 
Fue el amor quien contenía vuestro poder, vuestra majestad, vuestra santidad y que reducía 
todos los derechos de vuestra divinidad a sufrir hasta el fin tan odiosos tormentos.

Cada uno de los malos tratos de vuestros verdugos los queríais y aceptabais libremente y por amor; 
a cada golpe del martillo respondíais por un nuevo latido de vuestro Corazón que gritaba: ¡Amor , más amor ! Y el sufrimiento de cada músculo roto, de cada nervio reventado, de cada gota de sangre que corría, lo habíais previsto, aceptado, y lo acompañabais del silencioso cántico de amor que cantabais dentro de vuestro Corazón a vuestro Padre y de las palabras secretas de perdón que derramabais sobre nosotros.

Golpeaban los verdugos, desgarraban esas manos que han trabajado tanto, esos cansados pies, 
y así nos mostraban el amor que los sostenía y les conducía, que hacía esas manos tan benéficas, esos 
pies tan bellos y tan presurosos en correr al socorro de todas las miserias. 

Abrid su pecho, y que veamos descubierto ese Corazón que animaba aquella vida, dedicada por completo a hacer el bien, el foco de tantas palabras de luz y de vida, la fuente de tanto amor y de tanta ternura, el centro de tantas virtudes humildes y sublimes, fuertes y dulces, tan humanas y  a vez tan divinas. 

Vuestras Llagas, oh Jesús, son la grande lección del amor que sufre por los que ama, la lección de la paciencia en el sufrimiento. 

(Las cinco Llagas, R.P.A. Teniere)

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