¡Oh bienaventurada María!
Fijos están y estarán siempre en Vos
los ojos de los fieles, como en la grande
obra que a todos los siglos interesa.
En Vos encuentran los ángeles la alegría,
los justos la gracia y los pecadores el perdón.
Con justicia os invocan todas las criaturas,
porque en Vos y por Vos la mano del Omnipotente ha reproducido en cierto
modo todo lo que antes había creado.
Dignaos admitir lo poco que yo puedo ofrecer
a Dios y ofrecédselo por mí, para que por
vuestra intercesión no sea rechazado.
Amén.
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