Ven, Espíritu Santo,
quedan aún muchos muros
que han de ser derribados;
aún no sabemos hablar
lenguas que todos entiendas,
y hay tantas guerras estúpidas.
Ven, Espíritu Santo,
porque no somos hermanos
no conocemos el nombre
ni del que está a nuestro lado;
seguimos soñando torres
que nos hagan superiores,
y lo maltratamos todo.
Ven, Espíritu Santo,
para enseñarnos a orar
y saber decir “Jesús”;
proclamar su testimonio
con la palabra y la vida,
y para que grabes en nosotros
la imagen viva de Cristo.
Ven, Espíritu Santo,
Sé nuestro mejor perfume,
nuestra alegría secreta,
nuestra fuente inagotable,
nuestro sol y nuestra hoguera,
nuestro aliento y nuestro viento,
nuestro huésped y consejero.
Ven, Espíritu Santo.
Ven, Espíritu amigo.
Ven.
-Itaka, escolapios-
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