ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

 Jesús, Salvador y Dios mío, verdadera y
realmente presente sobre este altar,
permitidme, os lo suplico, penetrar,
á través de las apariencias de vuestro Sacramento,
hasta vuestro adorable Corazón.
Por nosotros mismos no podemos nada, con
la Sangre de Jesús, todo lo podemos.
Sí, podemos y debemos ofrecer la preciosa
Sangre, Cuerpo y Divinidad de Jesús,
encerrado en todas las Hostias del mundo;
para glorificar a la Santísima Trinidad,
regocijar al cielo, a los ángeles y a los Santos;
para hacer temblar de una alegría siempre
nueva al corazón de María; para refrescar el
Purgatorio, difundir en él una día más claro
de esperanza y dar libertad a sus queridas prisioneras ;
por la conversión de los infieles del
mundo entero; por todas las necesidades de la
Santa Iglesia, por todos los pecadores.
¡Pidamos, pues, intercedamos, paguemos con
la Sangre de Jesús; pues es la Sangre de la
victoria, de la redención, de la resurrección y de la vida eterna!

 


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