SÓLO CON QUE ME MIRES (San Alberto Hurtado S.J)


¡Madre mía querida y muy querida!

Ahora que ves en tus brazos a ese bello Niño

no te olvides de este siervo tuyo;

aunque sea por compasión, mírame.

Ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús

para ponerlos en mis miserias,

pero, Madre, si tú no me miras,

¿cómo se disiparán mis penas?

Si tú no te vuelves hacia mi rincón,

¿quién se acordará de mí?

Si tú no me miras,

Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos,

no me mirará.

Si tú me miras, él seguirá tu mirada y me verá

y entonces con que le digas:

"¡Pobrecito! Necesita nuestra ayuda";

Jesús me atraerá a sí y me bendecirá

y lo amaré y me dará fuerza y alegría, 

confianza y desprendimiento.

Me llenará de su amor y de tu amor

y trabajaré mucho por él y por ti.

Haré que todos te amen

y amándote se salvarán.

¡Madre! ¡Y sólo con que me mires! 

Amén.

 

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