Una oración por los difuntos es como un refrigerio que de nuestra alma sube hacia el cielo. También una simple invocación, una jaculatoria, un sacrificio, un acto breve de amor a Dios, tienen una eficacia extraordinaria de sufragio para aliviar o liberar a las Almas del Purgatorio.
Entre las oraciones que podemos rezar prevalecen: el Oficio de los Difuntos, el Salmo 50, el Vía Crucis, y el Santo Rosario. A todas estas u otras oraciones hay que agregar la santa Confesión y Comunión, porque hay que tener claro que hay que estar en gracia para que Dios oiga nuestras peticiones con agrado.
La Santa Misa es la oración por excelencia y la más eficaz para ayudar a las Almas purgantes.
Una sola Misa es para ellas de infinito valor.
(Doctrina Católica sobre el Purgatorio)
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