La primavera florece dentro de ti, mujer, no la apagues,
no marchites esas flores hermosas que Dios ha plantado
con todo amor en tu vientre.
Solo Dios es el dueño de la vida y de la muerte,
y aunque todo se oscurezca a tu alrededor,
aunque te sientas abandonada,
aunque te acose la tentación de terminar
con la vida de este hermoso hijo,
recuerda que Dios siempre está a tu lado,
nunca te abandonará, y ese hijo al que
pretendes cortar las alas,
algún día será el avecilla
que te traiga la felicidad con su canto.
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